Juan lee con obstinada
atención las letras
imposibles de las
heces en la pared.
Gabriela con nerviosa
dulzura, cuenta una a
una, las canas del pubis
del muñeco de año viejo.
Los "tres chiflados"
hablan, ríen, discuten,
juegan, babean,
perdidos en sus
diálogos solitarios.
Y yo...aislado en mi
prisión, desdentado y
viejo, aspiro el último
verso, manoseo la
razón/
enciendo un cigarro
de papel cebolla,
lloro mi dolor,
deletreo mi ausencia
y converso mi enfermedad.
Namid A ( junio 11 de 2.009)