lunes, 28 de septiembre de 2009

PERSPECTIVA

Ves pasar
entre tus ruinas,
al hombre de
negocios. Privilegiado
dios, de hermoso
ropaje; el viento
le sonríe,
con finos hilos
dorados, de complacencia.
Así te imaginaste
alguna vez.

Al extremo
de tu sueño,
viaja, adusto,
el empresario;
con rencoroso
asombro,
deletrea tu vida:
ave ceniza,
infinita en
su levedad.
Conoce lo efímero
de toda conquista;
y en su anodina
libertad, se sacia
en cada instante,
del privilegio de
Ser nadie.

Namid A