jueves, 30 de abril de 2009

RUEGO

En tu silencio habitual,madre,
y en la distancia final, mi amor
solitario implora.
A los días y las noches sin ti,
madre, yo que vivo indigente
de mí, la herida de reiniciarme
cada amanecer con apacible
derrota, me devora.

Namid A ( Abril 30 de 2.009)